A donde nos lleve

Ganó en las presidenciales Juan Manuel Santos. No era mi candidato preferido, por supuesto. Pero, ¿qué puedo hacer? Poco. Comerme el resultado con patatas y confiar en que su gobierno se cuidará de hacer mejor las cosas, ahora que tiene una oposición respetable y comprometida. Porque de continuar con las vergüenzas que nos ha hecho dar Uribe, se nos acabarán olvidando del todo las cosas buenas que logró en su mandato y sentiremos que su seguidor es su mandadero. Me sigue sorprendiendo la actitud de mi patria, la gente de mi país no tiene cuándo salir de donde está si seguimos eligiendo a los mismos políticos tradicionales, con una maquinaria tan grande que asusta y con unos métodos para llegar al poder que dejan mucho que desear. Mejor dicho, esto es sólo el pataleo del resultado. Ya hablaré de quiénes son los verdaderos ganadores de esta contienda electoral. Hasta ahora.

Me parece que la mejor forma posible, en la vida, de encontrar similitud a la impaciencia que genera la espera es ver en cámara lenta una superpelícula. Es muy, pero muy, inquietante. Quieres ver qué pasa, sentir que avanzan los días o las escenas, pero todo toma más tiempo del que quieres, o del que crees que debe tomar. A ver si pasa rápido este tiempo que la meta se está yendo lejos. Pero ojo, eso traerá consigo la pugna, el choque de lo que conviene con lo que necesitas. Me estoy preparando. Ya está. Esperar es un ejercicio mental.

Hay que ver lo que está pasando en Colombia. Le provoca a uno salir corriendo apagar la luz y volar a Júpiter. Los colombianos sensatos lograron que no fuese constitucional la reelección de Uribe, pero les permitimos a las maquinarias instauradas comprar a la sociedad montando como primera opción presidenciable a su ministro de defensa. Somos tarados en mi patria, así de simple. Unos por ignorantes, otros por ambiciosos y otros por acomodados, pero todos con alguna tara en el juego de la política. Santos, el que sí le ha dado duro a la guerrilla, pero con ello matado a cientos de jóvenes inocentes, desviado los recursos sociales del estado para la guerra, que no va a acabar mientras esté la droga de por medio. Es tan lucrativa que aún combatiéndola tan duramente sigue dándole dinero a guerrilleros, políticos, militares colombianos y estadounidenses, europeos y hasta latinoamericanos, etc, etc. El escándalo de los falsos positivos produce más que vergüenza, es un dolor de las entrañas

Me sobrevino la idea de que esto no me está llevado a ninguna parte. Se acaba febrero y ni una entrada, ni un arrebato. ¿hm?, los enigmas son así. Reencenderé motores. I promise...