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Sobre el perder y el desaprender, para al final ganar en el mundo online


Hablaba con una amiga sobre las pérdidas. Esas que duelen incluso más, porque se meten en el cuerpo y las sienten las células… Cuando pierdes a alguien que has querido mucho, cuando pierdes una ilusión, cuando pierdes una posición, cuando pierdes un trabajo, cuando pierdes una oportunidad que nunca supiste que lo era o que siempre estuvo allí y por obra del despiadado destino no pudiste coger o aprovechar. 

Perder no produce ninguna buena sensación, pero la gente que ha alcanzado el nirvana dice que hay que pasar por este camino de pérdidas para fortalecerse interiormente. Esto aplicado a la vida más trascendente tiene todo el sentido. Viéndolo, por el contrario, en la cotidianidad hay muchas cosas que empiezo a meditar sobre el enfoque de nuestras acciones y cómo priorizamos nuestra presencia y visibilidad en este mundo y en el submundo online, como empresas, como personas, como colectivos. Que luego aparecen las crisis, empezaremos a darnos golpes de pecho y parece que nunca estamos preparados para el estrellón contra la pared.
Voy más al grano: hablando de perder, y con la intención de virar hacia terrenos más profesionales que íntimos, creo que hay algo más que como colectivo podemos perder si nos descuidamos los que nos dedicamos al marketing y a la comunicación: la cordura. No puede ser que ahora se vea venir una burbuja alrededor del social media. Desde antes de empezar a leer sobre esto en distintos blogs yo ya tenía esa sensación de empalague mental. Me refiero a que empezamos a saturar el campo de las nuevas realidades comunicativas, sin ser conscientes.

Apelo a la mesura de los profesionales que gestionan sobre todo los contenidos empresariales de las redes sociales, porque estar vale, pero lo que no creo que valga es saturar a tus seguidores. Y si a esto le sumamos los millones de seres humanos que por iniciativa personal bombardean de información y de tonterías nuestros canales es perfectamente normal que nos sintamos perdidos entre el océano de inputs que nos llegan.

Tengo que admitir la dosis de fascinación que produce el social media, más aún cuando hay quienes en sus inicios incluso le pusieron la etiqueta (por hablar en los términos que entendemos) o la denominación de “El Mundo Groundswell” (CharleneLi y Josh Bernoff, 2008). Ahí es cuando uno se dice: "hala, un nombre tan sugestivo, un entorno tan frenético… yo quiero estar ahí, untarme de él, aprender". http://books.google.es/books/about/El_mundo_groundswell.html?id=rMg6PgAACAAJ&redir_esc=y

Para los que estamos desaprendiendo los usos básicos, más personales, y si me apuráis frívolos, para aprender sobre el poder que pueden llegar a tener en lo profesional las redes sociales y en ellas los contenidos digitales, resulta empalagoso el descubrir que cientos de miles se sienten expertos y que se creen que cualquiera puede hacer este trabajo. No se hace uno experto en social media de la noche a la mañana, comprobado. Tampoco se hace relevante lo que uno dice con facilidad. Menos se hace apetecible el bombardeo de información.
Ahora yo me pregunto: ¿resistiremos a esto que parece una burbuja también?? Cuántos y cómo saldrán escaldados por esta nueva avalancha?

Vale sí, confieso a veces me siento perdida, aunque dicen (y aquí me repito) que esto forma parte del proceso y que saber perder es saber ganar, espero que no pierdan tantos y aprendamos muchos. Yo entre ellos. Aquí retomo la charla trascendente con mi amiga y digo: en la vida todo es cuestión de tiempo…

Imagen de http://www.listao.com.ar/tag/social-media/

Twitter: @margarita_prada

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