Opinión. Enero, 2009.
Existe desde siempre y nunca se agota. Existe con toda su crudeza gracias a que somos gobernados por hombres y los hombres son seducidos, altamente seducidos, irremediablemente seducidos por la fantasía de la guerra, del concepto de vencedores y vencidos, y luego son apabullados por la crueldad real de la sangre y de la muerte. Pero no aprenden.
A propósito de la masacre en Gaza, de la actitud de Israel y de nosotros como espectadores de la lucha contra el “terrorismo”:
Mi país ha sufrido también mucho, muchísimo a causa del terrorismo, que a su vez tiene raíces en la ambición malsana cultivada en los ámbitos más sórdidos, que proviene de la desigualdad y la injusticia social y que antes y ahora y creo que por siempre se materializa en la pobreza. Los terroristas no se gustan ni ellos mismos, creo que a nadie le gustan los terroristas, o bueno, idealmente a nadie le tendrían que gustar. Pero no por lo que piensan o por los motivos que tienen -en ese caso serían legítimas y emulables todas las guerras de guerrillas que han terminado siendo de terroristas-, sino por lo que causan con sus actos. Son círculos viciosos que traen consigo más pobreza, sobre todo si sus actos se efectúan en las zonas más empobrecidas.
Me duelen los palestinos, la gente buena, con su fe, las mujeres trabajadoras que se quedan sin sus amores (sus hombres, sus adolescentes, sus bebés), los niños huérfanos, me duele tanta opresión y me duele también la resignación de los buenos ante esa situación insostenible, ante la ocupación, el bloqueo, el menosprecio. Pero está claro que son ilusos, nunca desestabilizarán por la fuerza al gobierno israelí. Israel es como el elefante y Palestina como la tortuga no es una lucha entre iguales, ni parecidos si quiera. Las grandes victorias son hijas de la inteligencia, y no precisamente de la inteligencia militar. Israel, sorprendentemente tiene respaldo, se quiere proteger y siente que la forma es causando aún más dolor del que ellos han sentido o pueden sentir, para que Hamás se rinda. Sólo piensa en Hamás y no piensa en Palestina. Nadie piensa en Palestina como pueblo. De hecho creo que en este mismo momento nadie piensa en Israel como pueblo. Su pueblo, los buenos, son preparados, listos, muchos admirables y muchos progresistas y pacifistas. Pero el gobierno de Israel vive en la paranoia de la defensa a como de lugar, sin reparos, con mentalidad bélica, guerrera, y así, así tampoco se puede pensar en su gente. Sólo en las mentes obtusas de quines les dirigen.
Creo que será el devenir histórico, el tiempo el que se encargue de cobrarle a Israel como le ha cobrado a EEUU tanto desatino, tanta barbarie, pues no sólo podemos hablar de genocidio, sino de más, sí de más... aunque qué puede ser más...
La comunidad internacional tiene que hacer algo más allá del boicot popular, que se estimula por internet, debe actuar en favor de la libertad y la vida, crear mecanismos locales y globales para salir de la espiral perpetua en la que están pueblos como estos. Y ni qué decir de la Republica democrática del Congo, de Somalia o de Guinea Ecuatorial. Pero ya sabemos que con los años de equívocos y atropellos llegó la actual “quiebra” y la crisis financiera estadounidense y económica mundial, hasta el 11 S ocurrió después de amasarlo con el tiempo, etc, etc y eso, eso le duele más temprano que tarde a un país. Aunque pague la gente buena también revuelca a los que se lo merecen. Es la ley de la vida. En la historia se revierte todo lo bueno y todo lo malo. Seguro que los gobernantes de los países opresores, aunque no se sientan así, sino más bien mesías ilustrados, tienen unas horrendas familias totalmente disfuncionales y faltas de afecto, comunicación y respeto, o un cáncer, o un pariente muerto o en la quiebra. Seguro. Hay que actuar, no hay que tolerar tanta infamia, pero también hay que darle tiempo al tiempo que seguro, en su sabiduría misteriosa, actúa.
Existe desde siempre y nunca se agota. Existe con toda su crudeza gracias a que somos gobernados por hombres y los hombres son seducidos, altamente seducidos, irremediablemente seducidos por la fantasía de la guerra, del concepto de vencedores y vencidos, y luego son apabullados por la crueldad real de la sangre y de la muerte. Pero no aprenden.
A propósito de la masacre en Gaza, de la actitud de Israel y de nosotros como espectadores de la lucha contra el “terrorismo”:
Mi país ha sufrido también mucho, muchísimo a causa del terrorismo, que a su vez tiene raíces en la ambición malsana cultivada en los ámbitos más sórdidos, que proviene de la desigualdad y la injusticia social y que antes y ahora y creo que por siempre se materializa en la pobreza. Los terroristas no se gustan ni ellos mismos, creo que a nadie le gustan los terroristas, o bueno, idealmente a nadie le tendrían que gustar. Pero no por lo que piensan o por los motivos que tienen -en ese caso serían legítimas y emulables todas las guerras de guerrillas que han terminado siendo de terroristas-, sino por lo que causan con sus actos. Son círculos viciosos que traen consigo más pobreza, sobre todo si sus actos se efectúan en las zonas más empobrecidas.
Me duelen los palestinos, la gente buena, con su fe, las mujeres trabajadoras que se quedan sin sus amores (sus hombres, sus adolescentes, sus bebés), los niños huérfanos, me duele tanta opresión y me duele también la resignación de los buenos ante esa situación insostenible, ante la ocupación, el bloqueo, el menosprecio. Pero está claro que son ilusos, nunca desestabilizarán por la fuerza al gobierno israelí. Israel es como el elefante y Palestina como la tortuga no es una lucha entre iguales, ni parecidos si quiera. Las grandes victorias son hijas de la inteligencia, y no precisamente de la inteligencia militar. Israel, sorprendentemente tiene respaldo, se quiere proteger y siente que la forma es causando aún más dolor del que ellos han sentido o pueden sentir, para que Hamás se rinda. Sólo piensa en Hamás y no piensa en Palestina. Nadie piensa en Palestina como pueblo. De hecho creo que en este mismo momento nadie piensa en Israel como pueblo. Su pueblo, los buenos, son preparados, listos, muchos admirables y muchos progresistas y pacifistas. Pero el gobierno de Israel vive en la paranoia de la defensa a como de lugar, sin reparos, con mentalidad bélica, guerrera, y así, así tampoco se puede pensar en su gente. Sólo en las mentes obtusas de quines les dirigen.
Creo que será el devenir histórico, el tiempo el que se encargue de cobrarle a Israel como le ha cobrado a EEUU tanto desatino, tanta barbarie, pues no sólo podemos hablar de genocidio, sino de más, sí de más... aunque qué puede ser más...
La comunidad internacional tiene que hacer algo más allá del boicot popular, que se estimula por internet, debe actuar en favor de la libertad y la vida, crear mecanismos locales y globales para salir de la espiral perpetua en la que están pueblos como estos. Y ni qué decir de la Republica democrática del Congo, de Somalia o de Guinea Ecuatorial. Pero ya sabemos que con los años de equívocos y atropellos llegó la actual “quiebra” y la crisis financiera estadounidense y económica mundial, hasta el 11 S ocurrió después de amasarlo con el tiempo, etc, etc y eso, eso le duele más temprano que tarde a un país. Aunque pague la gente buena también revuelca a los que se lo merecen. Es la ley de la vida. En la historia se revierte todo lo bueno y todo lo malo. Seguro que los gobernantes de los países opresores, aunque no se sientan así, sino más bien mesías ilustrados, tienen unas horrendas familias totalmente disfuncionales y faltas de afecto, comunicación y respeto, o un cáncer, o un pariente muerto o en la quiebra. Seguro. Hay que actuar, no hay que tolerar tanta infamia, pero también hay que darle tiempo al tiempo que seguro, en su sabiduría misteriosa, actúa.
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